lunes, marzo 10, 2014

ADIÓS PROFESOR CARRASCAL

La muerte del Dr. Alonso Carrascal Conde si bien me tomó por sorpresa, no fue en la magnitud con la que abordó a muchos de mis compañeros de estudio. Mi trabajo en los últimos meses en el Centro de Investigaciones Socio-Jurídicas (CISJ) de la UNAB me permitió conocer un poco más cerca sus afecciones de salud y ser testigo de excepción de sus últimas actividades como académico.
No fui cercano a él ni me cuento entre sus mejores discípulos. Sólo quiero en estas líneas compartir algo de mis recuerdos con otros de sus alumnos.
Carrascal fue mi profesor de Epistemología Jurídica. A mis 16 años era un convencido de las tesis marxistas y tenerlo a él, un marxista más convencido que yo, fue un bálsamo para mí que me sentía tan extraño en una universidad privada, con tanta gente diferente. Recuerdo además de esas épocas que muchos sacaban los apuntes en los parciales, y eran felices porque él no los detectaba; al final todos ellos obtenían una nota inferior a 3.0.
Volví a encontrarlo en Filosofía del Derecho y Deontología Jurídica. Me impresionó ese odio recalcitrante hacia Kelsen, seguramente porque veía en los kelsenianos el mismo caminadito sobrador que tienen los de la derecha de ayer o los uribistas de hoy.
A mi llegada al CISJ lo vi trabajando infructuosamente con un amigo suyo que hacía las veces de escribiente tecnológico, en la corrección de su libro sobre iusfilosofía griega, el cual había sido desaprobado por uno grupo de burócratas de la investigación, de esos que prefieren la forma al contenido.
También tuve el lujo de asistir a su última clase. Durante finales de noviembre y la mitad de diciembre pasado, el Profesor Mauricio Rodríguez impartió informalmente un seminario de Hans Kelsen. Para la última sesión decidió invitar a Carrascal a fin de que expusiera desde su concepción marxista unas críticas a la Teoría Pura del Derecho.
Antes de empezar nos decía con orgullo que él odiaba a Kelsen como odiaba a Uribe. Le pregunté que si ambos estuvieran vivos y tuviera sólo una bala, con quién la utilizaría. Él abrió sus ojos y dijo muy claro “Con Uribe, con Uribe”.
Sus alumnos recordaremos también su profundo ateísmo. Nunca olvidaré la mala suerte de un chico que le pidió permiso para hablar ante la clase de Deontología Jurídica. Carrascal como todo un caballero se lo permitió sin saber para qué era. Ese chico nos pidió que cerráramos los ojos y cuando nos pedía que le diéramos gracias a Dios por la vida fue abruptamente interrumpido por los gritos de Carrascal: “¡Acá hablamos de ciencia, no de esoterismo. Váyase de aquí!”
Ese ateísmo no lo abandono en su última clase. Nos decía con una convicción única que el día en que muriera Álvaro Uribe iría a misa a darle gracias a Dios. La vida no le dio ese gusto, pero si no ver a ese señor como Senador de la República.
A los pocos días le pregunté su opinión sobre aplicar las enseñanzas de la tragedia griega en la resolución de casos judiciales particulares. Le ponía como ejemplo la Sentencia T-458 de 1997 cuyo parámetro hermenéutico decisorio se encuentra en el consejo que Cirene le dio a Ulises de pasar el estrecho de Messina acercándose a Escila y no a Caribdis. Me increpó por ello y me llamó atrevido y leguleyo; consideraba imposible aventurarse a lo que proponía. Después me permitió uno de sus libros para que fotocopiara un capítulo sobre Tragedia Ática (el libro desde luego se lo devolví).
También se comprometió con el Dr. Mauricio en realizar en este 2014 un Seminario sobre la teoría jurídica del Derecho. Él no podrá asistir pero sus alumnos tenemos la obligación de llevarlo a cabo.
Esa cercanía académica me llevó a donar sangre el mismo día en que llamaron solicitándola. Era viernes y me asustaba que se la fueran a negar porque nadie fuera, en especial en vísperas de un fin de semana. Fui la sexta persona en donar.
No sé en dónde se encuentra él. Pero lo recordaré cada vez que vea un leguleyo o un cagatinta, y agradeceré a la vida por haberlo tenido como profesor.
Carrascal se une a Laureano en el cielo de maestros, que se está llenando con nuestros profesores.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Carlos Arturo, no se a donde hayan ido el profe Carrascal y Laureano. De lo que si estoy segura es que al cielo no llegan, no creo que lo hayan encontrado, porque los ateos no creen en el.

10:14 p.m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal