Álvaro Uribe, Radbruch y Jaime Araujo: la resistencia frente al Derecho injusto
Encendidamente Álvaro
Uribe ha llamado al pueblo venezolano a ejercer su derecho fundamental a la
resistencia y a los jueces venezolanos a no acatar el enésimo golpe que el régimen
chavista le da a la malograda democracia venezolana. Nunca antes un comentario
de Uribe me ha parecido tan acertado en materia jurídica, aunque como siempre
la hipocresía política tan ínsita a sus actos lo acompaña.
El remedo de democracia
venezolana ya está siendo poco creíble. Si algo nos salvó a los colombianos de
terminar bajo un régimen del terror similar al de los venezolanos fue la valía
de nuestra Corte Constitucional de impedir un tercer período presidencial del
señor Uribe. Chávez y Maduro con sus malas maneras lograron lo que para Uribe
fue una frustración: extender el tiempo de sus gobiernos más allá de cualquier
límite. La clave fue la calidad de jueces que enfrentaron.
No sé si Uribe conoce
la Constitución alemana, pero retumba con mayúsculas el llamamiento a la
resistencia que hace su artículo 20.4 a todos los alemanes, cuando los recursos
ordinarios escaseen frente a cualquiera que pretenda eliminar el modelo federal
de Estado, el valor democrático, la cláusula social de derecho, la soberanía
popular, la democracia representativa, la supremacía de la Constitución y el
respeto al principio de legalidad.
Aquella es positivización
de la idea expuesta por Radbruch en los primero meses de 1946. Luego de años de
régimen nazi, de exclusión social y política, de salvarse del exilio por no ser
judío como Kelsen, este positivista tenía mucho que decir y lo hizo en un
sucinto texto: “Arbitrariedad legal y derecho supralegal”. Radbruch reconoció la
justicia no puede ser ajena al Derecho, de tal suerte que si “la contradicción
entre la ley 'positiva y la justicia alcanza una medida tan insoportable que la
ley debe ceder como 'Derecho injusto' ante la justicia”. Para muchos esta
postura fue un retroceso de Radbruch hacia el iusnaturalismo, para mi es la
primera piedra del positivismo axiológico. Sostuvo el autor alemán que si una
norma jurídica incurre en el absurdo moral “no les debe el pueblo ninguna
obediencia y deben, también los juristas, encontrar el valor para negarles el
carácter jurídico”. Esta
tarea de contención o de resistencia ante el Derecho injusto se encomienda por
sobre manera al juez, debido a que “el ethos del juez debe estar dirigido al
logro de la justicia a cualquier precio, aún el de la propia vida”.
Coincido con Uribe en
que los jueces venezolanos son los llamados a resistir lo que está pasando con
la democracia. Pero olvida el Senador de la República que un Magistrado
colombiano tuvo la valentía que hoy le pide a los venezolanos: Jaime Araujo, el
único que llamó por su nombre a lo que había sucedido para que Uribe se
reeligiera como Presidente de Colombia. No fue citado por Araujo, pero ese día
Radbruch caminó por los pasillos de la Corte Constitucional colombiana.
La denuncia de Araujo
quedó escrita en las siguientes palabras:
“De lo anterior se concluye que el actual gobierno se encuentra usurpando el poder político y
jurídico, y que por tanto, se encuentra justificada y
legitimada la desobediencia civil, ya que los ciudadanos no estamos
obligados a obedecer a un Gobierno que fue elegido gracias a un DELITO,
violando las reglas básicas del juego de la Democracia y del Estado
constitucional de Derecho.
Así las cosas, no sólo el presidente y el
Vicepresidente sino todo el Gobierno, toda la rama ejecutiva, comenzando por
los ministros y todos los que han sido nombrados, designados, ternados o
candidatizados por el ejecutivo actual, se encuentran en una situación de
inconstitucionalidad e ilegalidad y están usurpando el poder político y
jurídico, ya que estos últimos han derivado su poder político y jurídico de un
Gobierno ilegitimo, y en consecuencia todos los actos de gobierno que realicen
tanto el presidente, como sus ministros y su equipo de gobierno se encuentran
viciados de inconstitucionalidad e ilegalidad; razón por la cual se encuentra
justificada desde el punto de vista iusfilosófico la desobediencia civil.
En consecuencia, si no existe JURÍDICAMENTE,
sino de facto la reelección presidencial, todo lo realizado por el Gobierno no
tiene ningún efecto, todos esos actos de gobierno son ilegítimos. El deber de
obediencia de todos los ciudadanos se rompe y cesa la obligación de acatar sus
actos y sus personas. A partir de la sentencia de la Corte Suprema, los títulos
de Presidente, Vicepresidente o Ministro han fenecido y si son usados, están
siendo usurpados. Ya los ciudadanos no están obligados a pagar impuestos a un
Gobierno ilegitimo, ni los militares a acatar sus órdenes. Como los ciudadanos
no deben obedecer las normas siempre y en todas las circunstancias, este deber
de obediencia termina cuando la norma es injusta, o ilegitima (por que emana de
quien no tiene el poder de expedir ese acto jurídico) o es inconstitucional
(por ser invalida, esto es, producida sin respetar las normas de creación del
derecho o que tengan por causa el delito). El deber de respeto a la autoridad o
a la ley finaliza en la teoría constitucional, frente a acciones injustas, ilegales o
inválidas, esta obediencia, es decir, el respeto que podemos tener por una
persona o por un gobierno por haber actuado legítimamente, se rompe con una
actuación injusta, ilegal o criminal, y en consecuencia, ningún colombiano
después de este fallo de la Corte Suprema de Justicia tiene el deber de obediencia
civil, ya que se rompió el fundamento de legalidad y legitimidad que es el
fundamento también para la obediencia civil de los ciudadanos.
Henry David Thoreau, el apóstol y padre de la
Desobediencia Civil decía: "Existen leyes injustas: ¿debemos estar
contentos de cumplirlas, trabajar para enmendarlas, y obedecerlas hasta cuando
lo hayamos logrado, o debemos incumplirlas desde el principio? Las personas,
bajo un gobierno como el actual, creen por lo general que deben esperar hasta
haber convencido a la mayoría para cambiarlas. Creen que si oponen resistencia,
el remedio sería peor que la enfermedad. Pero es culpa del gobierno que el
remedio sea peor que la enfermedad. Es él quien lo hace peor".
De este modo, ni el
presidente es ya el presidente, ni el vicepresidente es vicepresidente, ni los
ministros son ya los ministros, ni hay reelección, ni primera, ni segunda, y
todo lo que se hizo es ilegal, por ello es que nos encontramos en una situación inconstitucional, ya que todo
el Gobierno está actuando gracias a un acto ilegal, que como se ha reiterado,
no puede ser ni fuente ni fundamento de derecho.”
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