LA INDOLENCIA FRENTE A LOS CORREDORES DEL TEAM COLOMBIA
El
Team Colombia es parte del pasado. Esta semana su patrocinador principal ha
informado la no continuidad de su aporte completo, y la estructura italiana por
falta de previsión, gestión e interés no ha logrado obtener un segundo
patrocinador, ni en Colombia ni mucho menos en Italia, muy a pesar de la
existencia de otros anunciantes en el maillot colombiano en las temporadas que
estuvo activo.
Ya
se han hecho muchas denuncias por las redes sociales de algunos de quienes
fueron sus ciclistas, unos guarecidos por el anonimato y otros con la libertad
que les da no depender más de una estructura italiana sin corazón, conocimiento
y dedicación hacia ellos, acerca de la incompetencia generalizada con la que
fueron orientados.
Desde
esta venta independiente, sin ataduras de patrocinadores ni la mordaza de la
publicidad o las ventas, que es la Ruta del Escarabajo hemos hecho nuestro
análisis sobre la ruina deportiva en que terminó siendo el Team Colombia por
gracia de la pésima gestión de Claudio Corti y el mínimo interés de los
dirigentes nacionales en realizar un proyecto serio –estos últimos parecen
autistas, con el respeto que los autistas se merecen–.
Gustavo
Duncan ha desvelado las estratagemas y corruptelas realizadas por Héctor
Urrego, el más tradicional periodista ciclístico colombiano en activo, en
defensa de las desgracias de Corti. A partir de la información hecha pública, puedo formarme la opinión de que se está ante un periodista que tiene
precio.
En
esa lluvia de desinformación e información apareció un un inquietante reporte periodístico en el diario El Tiempo sobre el fin del Team Colombia elaborado
por Lisandro Rengifo, su redactor experto en ciclismo. Es claro que él no
comparte la línea editorial que aquí nos hemos formado. Está en libertad de
hacerlo.
Sin
embargo, para desmarcarse de nuestras opiniones que son compartidas por
nuestros foristas y lectores suelta el siguiente hilo argumentativo:
Parece
ser que este tema es igual al del año pasado: a pesar que –muy seguramente– los
ciclistas del Team Colombia son trabajadores de la estructura de Claudio Corti,
y por tanto es él quien les debe responder por sus salarios, Coldeportes no ha
desembolsado su dinero como patrocinador para sufragar esta violación.
Si
Héctor Urrego ha fungido de defensor de Corti, Lisandro Rengifo lo hace del
Gobierno Nacional –al que pertenece Coldeportes–. Y en ese camino es capaz de
ponerse de espaldas a los corredores el Team Colombia al decir que por ser
regular y generalizado el irrespeto de los derechos laborales por parte del
Gobierno colombiano, ellos no deben por qué molestarse, ni nosotros, como
periodismo independiente, tenemos razón en escandalizarnos.
No
sé si El Tiempo, históricamente dedicado a sobar el saco del poder, quiera
edificar un monumento a la indolencia, pero Lisandro Rengifo ha puesto la
primera piedra. Hiere la dignidad humana que un periodista con tanta cobertura
sea tan indiferente a la situación de miles colombianos que se vinculan a
trabajar con entidades públicas y ven ultrajados sus derechos laborales.
Porque
si en algo tiene razón Lisandro Rengifo es en que como los ciclistas del Team
Colombia, hay muchos más colombianos. Solo basta ver los miles de procesos
laborales por medio de los cuales los contratistas del Estado reclaman sus
derechos violados por relaciones laborales encubiertas por contratos de
prestación de servicios, con lo que se evade el pago de las prestaciones
sociales, o por los procesos de tercerización que minan un empleo estable y
decente.
La
relación con el poder público no puede edificarse verticalmente, en donde el
Estado esté primero y las personas después. No se puede, sin ser algo más que
abúlico, tomar partido por un Estado que obvia sus obligaciones y olvidarnos de
aquellos que sufren por ello.
Lisandro
Rengifo podrá no tener precio, pero es un periodista sin corazón.
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