Manifiesto en defensa de la Corte Constitucional
Como colombiano,
abogado, profesor de Derecho y estudiante del Derecho constitucional, me
permito compartirles este manifiesto elaborado por las Dras. Magdalena Correa
Henao, Director del Departamento de Derecho constitucional de la U. Externado
de Colombia, y Juana Acosta-López, Directora del Programa de Derecho de la U.
de La Sabana, el cual suscribo en un todo.
"Las
personas, colectivos e instituciones aquí congregadas queremos manifestar
abiertamente ante la opinión pública y las autoridades, nuestra firme
defensa de la Constitución Política de 1991, así como de las instituciones
que la protegen y la materializan, a propósito de los cuestionamientos que
se ventilan por estos días contra la Corte Constitucional.
Sin duda,
la crisis que afronta esta Corte es grave y nos preocupa profundamente. Sin
embargo, es fundamental distinguir entre las personas y las instituciones.
Por eso mismo, nos oponemos a que las conductas individuales de algunos
que son ternados y finalmente elegidos como magistrados, sirvan de excusa
para enlodar la contribución de la Corte Constitucional a la consolidación
del
Estado
Social de Derecho, con todas sus letras.
Desde sus
primeras decisiones en 1992 y hasta el día de hoy, la Corte Constitucional ha
cumplido un papel decisivo como garante de la Constitución y del Estado
democrático y de derecho.
Además, ha
sido también un modelo de juez para el mundo. En todo caso, reconocemos
que la Corte no escapa a una observación crítica. Su funcionamiento, como
el de toda institución es perfectible, y su jurisprudencia también. Con
todo, expresamos con contundencia que no es necesario afectar la esencia
de su configuración constitucional, pues resulta preocupante que en aras
de intentar superar los errores en la elección, se hagan reformas que la
desnaturalicen o la destruyan.
Antes que
pensar en atacar la institución, debemos unirnos fuertemente para prevenir
y contrarrestar las causas de su actual crisis. Como firmantes tenemos la
esperanza de que las generaciones actuales y futuras vuelvan a ver en la
administración de justicia y el derecho la dignidad que les corresponde,
así como su función social al servicio de la convivencia pacífica y el bienestar
general, y no como un instrumento para alcanzar intereses particulares.
Además, somos corresponsables de lograr que la ciudadanía en general
recupere la confianza en las instituciones, pero sobretodo, en la
Constitución Política de 1991, que no tenía una aspiración menor que la
de ser un Tratado de Paz.
La Corte
Constitucional no debe ser expuesta a la instrumentalización de una crisis.
La configuración y construcción de la Corte es sólida y de suma
importancia para la ciudadanía. En efecto, desde las Salas de la Corte se
ha articulado el ordenamiento jurídico y la institucionalidad, cosas que
no pueden menoscabarse o desconocerse por la existencia de desesperos
coyunturales. Se requiere honestidad, decencia y pluralidad en la
configuración de las ternas y en la elección de los magistrados para
superar la crisis. Y finalmente, lo que necesita son las herramientas adecuadas
para seguir cumpliendo su tarea de materializar la Constitución, en nombre y a
favor de una vida digna y de un Estado justo para toda Colombia."
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