miércoles, diciembre 05, 2012

Palabras ante la la Asamblea Permanente de Servidores Judiciales de Bucaramanga


Mi nombre es Carlos Arturo Duarte Martínez y soy Auxiliar Judicial en apoyo a la oralidad en descongestión en el Tribunal Administrativo de Santander, y si bien no tengo la representación de ninguno de mis compañeros, si creo recoger muchos de sus angustias y anhelos, y vengo a DEFENDER NUESTROS A TRABAJAR DERECHO Y A DECIDIR SOBRE NUESTRO FUTURO, con lo único que ustedes jamás podrá quitarme: MI VOZ.
Tampoco crean que me mandó alguien, si tengo estas hojas en mis manos es porque no hablo también como escribo, al contrario de muchos de ustedes. Al igual que la señora Rosa y los doctores Arley y Víctor, me consideró una espontaneo mas que ha decidido salir de la penumbra del anonimato para defender lo que considera justo.
 Y si esta chaqueta de Villa Romana y estos zapatos Lacoste los llevan a pensar en que soy un hijo de papi, no se confundan, los compre hace unos días con mi primer sueldo, gracia a Dios y a la Rama Judicial. Y para que no crean que soy diferente a ustedes permítanme contarles algo:
(i)            Mi familia ha sido parte de la Rama Judicial: mi abuelo paterno se jubiló como Secretario de Juzgado Promiscuo Municipal. Fue en 1993 y claro, no vio la nivelación. Afortunadamente la salud no la abandonado y no está en un feretreo de esos que uds. han puesto en la entrada. Una tía es Juez Penal del Circuito, con derechos de carrera. Y mi madrina Emerita Flórez, seguramente conocidapor algunos de uds., si no estuviera enferma se encontraría en esta asamblea.
(ii)          Miembros de la gran familia judicial fueron mis profesores en la UNAB: Antonio Bohórquez, Ingrid Mantilla y Edgar Rodolfo Rivera, contribuyeron enormemente en mí formación académica y con ellos tengo una gratitud enorme.
(iii)         Los movimientos sociales como el que uds representan  o han sido ajenos a mi vida. Mi papá se ha dejado sus carnes por las organizaciones campesinas de García Rovira y por la defensa del Paramo del Almorzadero, que si bien no tiene oro si tiene mucho carbón. Mi mamá es directiva de la Seccional de Sinaltrainal, organización obrera en donde los muertos que se cuentan entre sus filas no son pocos.
(iv)         A causa de su compromiso con el movimiento sindical mi mamá ha afrontado desde un par de años una persecución recia por su empleador, de la cual yo he sido víctima. A pesar que por mis méritos gané una beca completa prevista en la convención colectiva, él me la quitó, por lo que acudí a la acción de la tutela, y encontré respaldo en la Rama Judicial. Al Juzgado Primero Penal del Circuito le debo haber podido realizar mis estudios en derecho en la UNAB.
Lo anterior lo he dicho, no para que se diga “que muchacho tan pobrecito” o “que man tan picado”. Creo que en mi situación hay muchos. Solo quiero demostrar que yo y mis compañeros somos iguales que ustedes, y por lo tanto tenemos los mismos derechos, como el decidir si este paro se suspende o no, en tanto afecta nuestro derecho al trabajo.
Es que señores, nosotros los de descongestión no salimos de las alcantarillas, ni surgimos por la gracia de DIOS. Nosotros somos jóvenes, que en mi caso hice 4 meses como Consultorio IV y 9 meses de judicatura, de forma gratuita trabajando hombro a hombro con ustedes, y que le apunta a un cargo en descongestión ya que es de rápido acceso, en donde podemos adquirir conocimiento y experiencia, que nos permita algún día también estar en carrera judicial.
Y no me vengan a decir que ustedes entraron a la rama con derechos de carrera de una vez. Estoy seguro que, como nosotros, empezaron llenando vacantes de personas que jubilaban o que por descongestión ascendían a otros mejores. ¡Métanme los dedos a la boca haber si tengo dientes¡
Y no nieguen que cada vez que llaga un estudiante a pedir judicatura no les brillan los ojos, porque trabajo no les sobra. Sin embargo, siento tristeza al ver miradas de fastidio en algunos de ustedes hacia nosotros. Si no fuéramos buenos trabajadores, nuestros jefes no nos encomendarían cargos de descongestión. Con una simple palmada en la espalda nos hubieran dicho adiós.
La diferencias entre los de carrera y los de descongestión apenas se pueden encontrar en las tarjetas profesionales, porque al igual que ustedes tenemos la necesidad de un trabajo, de vivir dignamente, de brindarles un detalle en esta navidad a nuestras familias, de pasar unas placidas vacaciones y de cumplir nuestros sueños.
Considero que un movimiento social que pretenda triunfar en sus propósitos está condenado al fracaso si parte de la exclusión, como es la que actualmente se está dando al negar el derecho de nosotros, los de descongestión a decidir si este paro continúa o no.
La próxima vez que ustedes busquen un respaldo para marchar, sencillamente nosotros no existiremos. Moralmente no podrían solicitar un apoyo popular si hoy nos dan a nosotros, sus semejantes, la espalda. Es imprescindible que a la jurisdicción contencioso-administrativa de Santander entren procesos que justifique nuestra existencia. Sin paro no tendríamos problema en tenerlos.
Ustedes enarbolan la bandera de los derechos humanos, se definen como un movimiento social legítimo, anuncian un programa incluyente contrario al de ASONAL, y se declaran excluidos del gobierno nacional. Creo que serían peor de lo que denuncian si nos cercenan el derecho a decidir sobre nuestro futuro, y terminaríamos nosotros como los excluidos por los excluidos.
Ayer los oradores que por aquí pasaron exponían la necesidad de decidir sobre los compromisos a adoptar por la base si seguía el paro. Los de descongestión no podemos estar ajenos a esa discusión, lo cual pasa porque nuestros cargos subsistan, por eso QUEREMOS VOTAR al igual que ustedes.
Doctor Arley, yo al igual que usted cito en mis proyectos de la Corte Interamericana, así como también a Alexy, creo que también nos hemos leído todas las sentencias de la Corte contra Colombia y que hemos investigado en derechos humanos. Si no somos tan diferentes, por qué no puedo yo votar al igual que usted?
Espero que su voz que sí es escuchada por esta asamblea abogue por nosotros. Usted sabe, como buen Alexiano, que los propósitos del movimiento se pueden alcanzar sin el sacrificio de nuestro derecho a trabajar.
Debo decir que ustedes pueden hacer lo que les venga en gana, pero si nos prohíben ejercer nuestro derecho a decidir nuestro futuro, no podrán reputarse jamás, ni en sus sueños más húmedos, como un movimiento democrático.
Finalmente, quiero unirme a la moción aprobada ayer por mis compañeros de los juzgados administrativos, que en un acto de transparencia democrática fue expuesta por el Doctor Víctor antes todos ustedes.
Espero no ganar rencores por mostrarles la contradicción en la que están incurriendo, solo he querido remover los cimientos de sus conciencias. ¡Y qué pena que un pinche recién graduado haya tenido que hacerlo!