Palabras ante la la Asamblea Permanente de Servidores Judiciales de Bucaramanga
Mi nombre
es Carlos Arturo Duarte Martínez y soy Auxiliar Judicial en apoyo a la oralidad
en descongestión en el Tribunal Administrativo de Santander, y si bien no tengo
la representación de ninguno de mis compañeros, si creo recoger muchos de sus angustias
y anhelos, y vengo a DEFENDER NUESTROS A TRABAJAR DERECHO Y A DECIDIR SOBRE
NUESTRO FUTURO, con lo único que ustedes jamás podrá quitarme: MI VOZ.
Tampoco
crean que me mandó alguien, si tengo estas hojas en mis manos es porque no
hablo también como escribo, al contrario de muchos de ustedes. Al igual que la
señora Rosa y los doctores Arley y Víctor, me consideró una espontaneo mas que
ha decidido salir de la penumbra del anonimato para defender lo que considera
justo.
Y si esta chaqueta de Villa Romana y estos
zapatos Lacoste los llevan a pensar en que soy un hijo de papi, no se
confundan, los compre hace unos días con mi primer sueldo, gracia a Dios y a la
Rama Judicial. Y para que no crean que soy diferente a ustedes permítanme contarles
algo:
(i)
Mi familia ha sido parte de la Rama Judicial:
mi abuelo paterno se jubiló como Secretario de Juzgado Promiscuo Municipal. Fue
en 1993 y claro, no vio la nivelación. Afortunadamente la salud no la
abandonado y no está en un feretreo de esos que uds. han puesto en la entrada. Una
tía es Juez Penal del Circuito, con derechos de carrera. Y mi madrina Emerita Flórez,
seguramente conocidapor algunos de uds., si no estuviera enferma se encontraría
en esta asamblea.
(ii)
Miembros de la gran familia judicial fueron
mis profesores en la UNAB: Antonio Bohórquez, Ingrid Mantilla y Edgar Rodolfo
Rivera, contribuyeron enormemente en mí formación académica y con ellos tengo
una gratitud enorme.
(iii)
Los movimientos sociales como el que uds
representan o han sido ajenos a mi vida.
Mi papá se ha dejado sus carnes por las organizaciones campesinas de García
Rovira y por la defensa del Paramo del Almorzadero, que si bien no tiene oro si
tiene mucho carbón. Mi mamá es directiva de la Seccional de Sinaltrainal,
organización obrera en donde los muertos que se cuentan entre sus filas no son
pocos.
(iv)
A causa de su compromiso con el movimiento
sindical mi mamá ha afrontado desde un par de años una persecución recia por su
empleador, de la cual yo he sido víctima. A pesar que por mis méritos gané una
beca completa prevista en la convención colectiva, él me la quitó, por lo que
acudí a la acción de la tutela, y encontré respaldo en la Rama Judicial. Al
Juzgado Primero Penal del Circuito le debo haber podido realizar mis estudios
en derecho en la UNAB.
Lo anterior
lo he dicho, no para que se diga “que muchacho tan pobrecito” o “que man tan
picado”. Creo que en mi situación hay muchos. Solo quiero demostrar que yo y
mis compañeros somos iguales que ustedes, y por lo tanto tenemos los mismos
derechos, como el decidir si este paro se suspende o no, en tanto afecta
nuestro derecho al trabajo.
Es
que señores, nosotros los de descongestión no salimos de las alcantarillas, ni
surgimos por la gracia de DIOS. Nosotros somos jóvenes, que en mi caso hice 4
meses como Consultorio IV y 9 meses de judicatura, de forma gratuita trabajando
hombro a hombro con ustedes, y que le apunta a un cargo en descongestión ya que
es de rápido acceso, en donde podemos adquirir conocimiento y experiencia, que
nos permita algún día también estar en carrera judicial.
Y no
me vengan a decir que ustedes entraron a la rama con derechos de carrera de una
vez. Estoy seguro que, como nosotros, empezaron llenando vacantes de personas
que jubilaban o que por descongestión ascendían a otros mejores. ¡Métanme los
dedos a la boca haber si tengo dientes¡
Y no
nieguen que cada vez que llaga un estudiante a pedir judicatura no les brillan
los ojos, porque trabajo no les sobra. Sin embargo, siento tristeza al ver
miradas de fastidio en algunos de ustedes hacia nosotros. Si no fuéramos buenos
trabajadores, nuestros jefes no nos encomendarían cargos de descongestión. Con
una simple palmada en la espalda nos hubieran dicho adiós.
La
diferencias entre los de carrera y los de descongestión apenas se pueden
encontrar en las tarjetas profesionales, porque al igual que ustedes tenemos la
necesidad de un trabajo, de vivir dignamente, de brindarles un detalle en esta navidad
a nuestras familias, de pasar unas placidas vacaciones y de cumplir nuestros
sueños.
Considero
que un movimiento social que pretenda triunfar en sus propósitos está condenado
al fracaso si parte de la exclusión, como es la que actualmente se está dando
al negar el derecho de nosotros, los de descongestión a decidir si este paro
continúa o no.
La
próxima vez que ustedes busquen un respaldo para marchar, sencillamente
nosotros no existiremos. Moralmente no podrían solicitar un apoyo popular si
hoy nos dan a nosotros, sus semejantes, la espalda. Es imprescindible que a la
jurisdicción contencioso-administrativa de Santander entren procesos que
justifique nuestra existencia. Sin paro no tendríamos problema en tenerlos.
Ustedes
enarbolan la bandera de los derechos humanos, se definen como un movimiento
social legítimo, anuncian un programa incluyente contrario al de ASONAL, y se
declaran excluidos del gobierno nacional. Creo que serían peor de lo que
denuncian si nos cercenan el derecho a decidir sobre nuestro futuro, y terminaríamos
nosotros como los excluidos por los excluidos.
Ayer
los oradores que por aquí pasaron exponían la necesidad de decidir sobre los
compromisos a adoptar por la base si seguía el paro. Los de descongestión no
podemos estar ajenos a esa discusión, lo cual pasa porque nuestros cargos
subsistan, por eso QUEREMOS VOTAR al igual que ustedes.
Doctor
Arley, yo al igual que usted cito en mis proyectos de la Corte Interamericana,
así como también a Alexy, creo que también nos hemos leído todas las sentencias
de la Corte contra Colombia y que hemos investigado en derechos humanos. Si no
somos tan diferentes, por qué no puedo yo votar al igual que usted?
Espero
que su voz que sí es escuchada por esta asamblea abogue por nosotros. Usted
sabe, como buen Alexiano, que los propósitos del movimiento se pueden alcanzar
sin el sacrificio de nuestro derecho a trabajar.
Debo
decir que ustedes pueden hacer lo que les venga en gana, pero si nos prohíben ejercer
nuestro derecho a decidir nuestro futuro, no podrán reputarse jamás, ni en sus
sueños más húmedos, como un movimiento democrático.
Finalmente, quiero unirme a
la moción aprobada ayer por mis compañeros de los juzgados administrativos, que
en un acto de transparencia democrática fue expuesta por el Doctor Víctor antes
todos ustedes.
Espero no ganar rencores por
mostrarles la contradicción en la que están incurriendo, solo he querido remover
los cimientos de sus conciencias. ¡Y qué pena que un pinche recién graduado
haya tenido que hacerlo!