miércoles, febrero 28, 2018

LA APUESTA PARLAMENTARIA DE GUSTAVO PETRO


Una de las propuestas de Gustavo Petro que más ha sido criticada en estos días es la de convocar una Asamblea Nacional Constituyente si es elegido como Presidente de la República. Para nada es una propuesta novedosa ni exclusiva de Petro: el Centro Democrático quiere una para entronar nuevamente a Álvaro Uribe Vélez y destrozar los acuerdos de paz; Ordoñez la propone para revivir el Estado confesional-católico (ojo católico, no cristiano) de la Constitución de 1886; y las FARC no renuncian a cobrarse la constituyente que ellos creen que la oligarquía les debe (recuerden que el mismo día en que se eligieron a los constituyentes, el Gobierno de César Gaviria bombardeaba Casa Verde con lo que se puso fin a esos malogrados diálogos de paz). Pese a lo anterior, los medios han registrado opiniones peyorativas y de mofa en contra de esta intención de Petro, la que defiende como la justa medida democrática para generar los cambios sociales que Colombia necesita.

Considero que Petro es consciente que un hipotético gobierno suyo tendrá poco margen de maniobra en el Congreso de la República. Recuerden que su lista al Concejo de Bogotá que lanzó al vencimiento de su período como Alcalde de la ciudad sólo conquistó un escaño. Su lista de decentes que ahora apoya para el Congreso con seguridad obtendrá una representación minoritaria. En dicho evento, los conflictos entre el Gobierno Petro y legislativo serán constantes.

Se ha dicho constantemente que el régimen presidencial –y con más veras el presidencialista– no goza de válvulas de escape ante crisis políticas, pues el Presidente y la Asamblea Legislativa tienen distinto origen democrático, al ser electos en votaciones independientes. Lo contrario sucede en el régimen parlamentario, en los que el Parlamento y el Gobierno tienen el poder de anularse mutuamente, al conformarse a partir de los resultados de los mismos comicios. Así el parlamento puede censurar los actos del Gobierno, y éste último puede cerrar el Parlamento y convocar a nuevas elecciones. Esta opción está reservada para eventos en los que son irrealizables o insostenibles los acuerdos de los Partidos con escaños en el parlamento: se deja así en el pueblo la decisión de superar esas crisis.

Petro busca en realidad hacer de la Asamblea Nacional Constituyente una válvula de escape de excepción en sus seguros conflictos con los congresistas colombianos. En una apuesta arriesgada, espera que el pueblo que lo elija Presidente esté de su parte en su lucha en contra de la clase política. Esto no es nuevo en el país: así lo hizo César Gaviria en 1990 ante la negatoria constante del Congreso de reformar la Constitución de 1886.

Aún no he decidido mi voto para la Presidencia de la República, pero votaría en contra de cualquier convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Los colombianos son muy parecidos a aquellos niños pequeños quienes van cambiando las reglas de sus juegos que inicialmente pactan, cuando se dan cuenta que nos les convienen.