DE LA DEMOCRACIA QUE SE LOGRA CON STÁSIS
Los
catalanes en la vieja Europa forman barricadas en protesta ante las condenas impuestas
en la lucha por su independencia; en Chile lo hacen en contra de un régimen político
heredado de una dictadura militar y al que poco le importa las necesidades de
los más débiles; en Bolivia dicen ¡basta! ante una maniobra fraudulenta para obtener
una ventaja que las urnas le negaron al Presidente; Venezuela por enésima se
alza ante el autoritarismo que no da respiro ni espacio para irse; y Colombia hace
de sus calles el escenario para expresar la rabia en contra de un Gobierno que
no puede con su propio peso.
Es
común que se reproche la violencia con la que sea acompañan las protestas. Se presenta
como un dilema la defensa de lo público con la fuerza vertida en contra de las
autoridades. Nada más falso: las revoluciones burguesas, el surgimiento del
Estado de Derecho se logró a base de la barbarie: los ingleses decapitaron a su
rey siglo y medio antes que los franceses pasaran por la guillotina a Luís XVI.
Esta
discusión no es nueva. En la Grecia antigua, los oligarcas y los clásicos defendieron
la Euonomía: el orden que asegura a
una sociedad su quietud, la estabilidad necesaria para perdurar, mientras que
los atenienses lo dieron todo por la Stásis:
el necesario conflicto que permite alterar el orden social, en donde afloran
las facciones y se generan los cambios o conquistas del poder público para las
personas.
¿De
qué democracia me hablas, viejo?